viernes, 11 de diciembre de 2009

la antiguedad



La Antigüedad



En la Antigüedad clásica existía una clara separación:
El conocimiento por la experiencia y su resultado: la técnica y el trabajo productivo. Lo que se ha entendido históricamente como "artes" y "oficios".
El ideal del conocimiento teórico que comprende dos ámbitos:
La Ciencia: Entendida ésta como un conocimiento universal y necesario. Trata del saber de las últimas causas y de los primeros principios ,lo que hoy se entendería como el fundamento de la realidad, la metafísica.
Como ideal del conocimiento práctico que dirige la acción hacia el logro del bien y la felicidad, que a su vez se desenvuelve en dos ámbitos:
La consecución del bien individual, la felicidad como Ética
La consecución del bien común social, la Política.
En la antigüedad clásica el conocimiento teórico y práctico, como saber universal y necesario, ideal del «saber» es independiente de la experiencia, y constituye la Sabiduría. La máxima expresión como conocimiento de la verdad, como ciencia, es la Metafísica y el modelo ideal de vida el más cercano posible a la felicidad, como Ética, constituyen el ideal del Sabio.


Esta separación del conocimiento y la acción práctica respecto a la producción de bienes materiales responde a una tradición aristocrática y guerrera de la nobleza o clase dominante. Las artes y los oficios eran propios de esclavos o comerciantes, pero la «Sabiduría» (Filosofía) era lo propio de la nobleza y de los hombres libres.






En la Atenas clásica ya apareció una doble actitud de pensamiento que se va a mantener a lo largo de toda la Historia de la filosofía en occidente y que hoy caracterizamos básicamente como racionalismo y empirismo. En realidad responden a dos actitudes y modos de concebir la función del pensamiento y el sentido de la vida.
Los primeros en mantener una actitud claramente empirista fueron los sofistas quienes negaron las especulaciones racionalistas sobre el mundo natural común a sus predecesores, presocráticos y, sobre todo, Platón; por el contrario se preocuparon "en tan relativas entidades como el hombre y la sociedad". El valor de la verdad queda restringido al valor concreto de la experiencia y el ejercicio del poder, bien sea individual (moral) o social (política).
Este empirismo se interesa por la retórica en el dominio del lenguaje como instrumento esencial para la vida política ateniense y el ejercicio del poder

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